La Iglesia de la Compañía de Jesús, ubicada en Quito, Ecuador, destaca como un magnífico ejemplo de arquitectura religiosa colonial. Su construcción se inició en el año 1605 y requirió de un arduo trabajo de 163 años para su culminación.
La historia detrás de la edificación de este templo y su convento lo convierte en uno de los íconos arquitectónicos más sobresalientes del Nuevo Mundo.
Esta historia se remonta a los primeros años de la colonia y coincide con la llegada de la orden jesuita a las tierras de la entonces Audiencia de Quito.
La orden de los jesuitas arribó a la ciudad de Quito el 19 de julio de 1586 con un propósito claro: establecer una iglesia, un colegio y un monasterio en esta ciudad.
La construcción de la iglesia, que abarcó un extenso período de 160 años y fue dirigida por varios arquitectos a lo largo de su historia, dio lugar a la amalgama de cuatro estilos arquitectónicos, siendo el barroco el predominante.
El estilo barroco de esta iglesia es fácilmente apreciable debido a la impresionante simetría que se manifiesta en su interior. Cada lado de la iglesia cuenta con la misma cantidad de elementos, lo que crea una armonía visual excepcional.
Otra característica distintiva del estilo barroco en esta iglesia es el sentido de movimiento que irradia, resultado de la cuidadosa disposición de las columnas principales del templo y el majestuoso retablo mayor.
Este diseño proporciona la ilusión de que la iglesia cobra vida mientras se recorre su interior, creando una experiencia única para los visitantes.
