La Leyenda de María Angula (Cultura Ecuatoriana)

La Leyenda de María Angula (Cultura Ecuatoriana)

La historia cuenta sobre una niña de una edad de 14 años, su madre vendía tripa mishqui, (comida tradicional de tripas de res con un aroma penetrante), esto se lo vende en una de las esquinas de la ciudad colonial en Quito.

En una ocasión la madre de María Angula mandó a comprar tripas, pero como esta niña era muy inquieta se fue a jugar con sus amigos e hizo caso omiso al mandado de su madre y para colmo se gastó el dinero para la compra de las tripas. La niña preocupada por lo sucedido se imaginaba que su madre le iba a pegar.

Entre la preocupación de María Angula que caminaba por las calles, pasó por el cementerio, y se le ocurrió la macabra idea de sacarle las tripas de uno de los muertos que recién lo habían enterrado; las sacó y las llevo a su mamá para que las vendiera y en efecto logro su objetivo para no ser castigada, las tripas se vendieron muy bien cosa que a todo el que compraba le gusto y en algunos casos se la repitieron.

Ya en horas de la noche, en la casa donde vivía con su familia en el Quito colonial, María Angula se acordaba de lo que había hecho.

Cuando de repente escucho la puerta que se abrió fuertemente, lo trágico es que ella era la única que escuchaba aquellos ruidos y los demás seguían muy dormidos como si no pasaba nada, a pesar de los muchos ruidos que se escuchaba en la casa.

Cuando los ruidos eran muy fuertes y se podían escuchar con claridad puso mucha atención que decían:» Marianguuula, dame mis tripas y mi pusún que te robaste de mi santa sepultura». Aquella voz se escuchaba cada vez más cerca de su habitación y María Angula se iba poniendo muy asustada ya que se escuchaba los pasos que subían por las escaleras y la voz se hacía más fuerte: «Marianguuula, dame mis tripas y mi pusún que me robaste de mi santa sepultura».

Ella se ponía pensativa sobre lo que hizo y que podía hacer para salvarse y en especial qué es lo que le iban hacer estos seres. Cuando de repente encontró una navaja y se cortó su estómago. Cuando los seres entraron a la habitación de María Angula estaba con sus tripas regadas en la cama muriéndose lentamente y estos seres desaparecieron.

Se dice que la madre de María Angula vende ahora «carne en palito» en lugar de tripa mishqui, el chuzo o palito le sirve a María Angula para defenderse de los fantasmas.

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